GESTALT
Gestalt no es un conjunto de técnicas sino la transmisión de una actitud, una forma de estar en la vida.” Claudio Naranjo
El acompañamiento gestáltico es una terapia humanista, con influencias del psicoanálisis, la filosofía oriental, el psicodrama, los grupos de encuentro, la filosofía existencial y el zen.
El psiquiatra Fritzs Perls y su esposa, la psicóloga Laura Perls, junto con el sociólogo y escritor Paul Goodman, fueron los principales creadores de la terapia gestalt, que surgió a mediados del siglo XX.
Al igual que el resto de terapias humanistas, el modo de hacer terapia no se centra en la enfermedad, sino en generar salud desde las potencialidades que posee la propia persona.
La Gestalt ofrece un enfoque terapéutico que se centra en la autorrealización y el desarrollo personal. Concibe al ser humano como una entidad completa integrada por un cuerpo, una mente y un alma, que cuenta con potencialidades suficientes para superar cualquier adversidad y para explorar su propia felicidad, pudiendo alcanzar el equilibrio y el bienestar a través del autoconocimiento y la conciencia.
Es una terapia experiencial que se basa en el contacto con el presente continuo, el aquí y ahora, en la toma de conciencia, y que otorga un mayor peso a los procesos que a los contenidos, al cómo que al por qué. No se trata de aquello que te ocurre sino qué haces con aquello que te ocurre, una cuestión de posicionamiento frente al mundo basada en la honestidad, la libertad, la madurez y el respeto. En el acompañamiento gestáltico el terapeuta es su propio instrumento, y acompaña a la persona en el camino de su autodescubrimiento.
En ese proceso, la persona amplia la conciencia sobre sí misma y comienza de forma natural a ser capaz de responsabilizarse respecto de sus actitudes personales y respecto de su lugar en la vida, dejando de responsabilizar a los demás o al entorno de lo que le ocurre a cada momento.
Es entonces cuando es capaz de cambiar y tomar las riendas en la relación consigo mismo, con los demás y con el mundo. Este cambio sucede de forma natural, potenciando todos los recursos con los que cuenta para afrontar su vida, recuperando la capacidad de elegir cómo quiere abordarla, y ampliando su capacidad de respuesta ante sus necesidades.
El objetivo de la Gestalt es el autoapoyo, del que deriva de forma espontánea la competencia que tiene cada persona en su propio bienestar. Autoapoyarse significa hacerse cargo de uno mismo, ser capaz de cuidarse, hacerse responsable de las propias necesidades y desplegar todo el potencial como ser humano.
Autoapoyo quiere decir buscar lo que necesitamos y también aceptar que podemos no encontrarlo. No se trata de un estado, sino de un proceso, un movimiento de continua integración y asimilación de la vida.
El enfoque gestáltico se convierte en un estilo de vida, que se traduce esencialmente en vivirla de una forma más plena, libre y abierta, tanto a nivel individual como en la relación con otros. A través de la gestalt reconocemos y aceptamos lo que somos y lo que hacemos en realidad, emancipándonos de las presiones de las creencias y condicionamientos, y dejando de limitarnos por aquello que se supone que “deberíamos” ser y hacer en la vida.
Estos son los preceptos esenciales del enfoque gestáltico, propuestos por el psiquiatra Claudio Naranjo:
- Vive ahora, es decir, preocúpate del presente más que del pasado o el futuro.
- Vive aquí, es decir, relaciónate más con lo presente que con lo ausente.
- Deja de imaginar: experimenta lo real.
- Abandona los pensamientos innecesarios; más bien siente y observa.
- Prefiere expresar antes que manipular, explicar, justificar o juzgar.
- Entrégate al desagrado y al dolor tal como al placer; no restrinjas tu percatarte.
- No aceptes ningún otro debería o tendría más que el tuyo propio.
- Responsabilízate plenamente de tus acciones, sentimientos y pensamientos.
- Acepta ser como eres.
En estos preceptos se encuentra la esencia de la Gestalt, generando un proceso amplio y profundo hacia el autoconocimiento de la persona.